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21 DE DICIEMBRE DE 2007

MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR FIN DE AÑO EN EL PODER JUDICIAL

Religioso pidió actuar con justicia y solidaridad para construir un mundo fraterno y de bienestar

En una misa de acción de gracias por fin de año oficiada esta mañana en el Palacio de Justicia de Asunción, el sacerdote jesuita Marino León dijo que debemos luchar para terminar las diferencias enormes que existen en la sociedad. Igualmente, pidió que se opte por la unidad, justicia y solidaridad, considerando que es todo lo que se necesita para que este mundo perverso e injusto termine en un mundo de fraternidad y de bienestar. De la ceremonia religiosa participó la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, doctora Alicia Pucheta de Correa y otras autoridades judiciales.

Esta mañana se llevó a cabo una misa de acción de gracias por fin de año en el piso 10 de la Torre Norte del Palacio de Justicia de Asunción. La ceremonia fue oficiada por el sacerdote jesuita Marino León, quien en su homilía dijo que la humillación más grande de Jesús no fue su pasión ni su muerte en la cruz sino su anonadamiento. “Siendo riquísimo vino a nacer pobre, no una riqueza cualquiera, como un pobre inmigrante” afirmó. De la Eucaristía participó la presidenta de la Corte Suprema de Justicia.

 

El evangelio de San Lucas refería sobre la visita de la Virgen a su prima Isabel: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”

 

“Ser pobre o rico esta en el corazón, el que tiene el corazón limpio despegado abierto y sencillo para amar y servir a los demás ese es el rico de corazón, el que no se apega a las cosas de este mundo” señaló, el religioso.

 

Agregó que Dios fue anunciando durante siglos que iba a venir el Mesías Salvador. “La gran enseñanza que nos trae la Navidad es volverse hacia Dios ir a Dios es la humildad de reconocernos pecadores y agradecidos al amor infinito que nos tiene. Ha venido a demostrarnos amor haciéndose semejante a nosotros” puntualizó, el prelado.

 

Al final de su sermón dejó un mensaje de San Ignacio de Loyola: “En todo, amar y servir, es lo propio del cristiano”. “Esto debe ser para nosotros un ideal que va hacer que haya amor, unidad, justicia y solidaridad, es todo lo que necesitamos para que este mundo perverso e injusto termine en un mundo de fraternidad y de bienestar y que con esto hagamos que termine esas diferencias enormes que existen en la sociedad” concluyó, el sacerdote.

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